El libro de Vayikrá (Levítico) comienza con un llamado divino a Moshé desde la Tienda de Reunión. Este llamado no es solo una invitación a escuchar, sino un mandato sagrado que establece las bases del servicio en el Mishkán (Tabernáculo). A lo largo de los primeros capítulos, se detallan las distintas ofrendas que los israelitas debían presentar ante Hashem, cada una con su propio propósito y significado.
Los Tipos de Ofrendas
- Ofrenda Olá (Holocausto)
La ofrenda Olá debía ser completamente consumida por el fuego, simbolizando la entrega total a Hashem. Se ofrecía un animal sin defecto, ya fuera del ganado mayor, menor o aves, dependiendo de las posibilidades económicas de quien la traía. - Ofrenda Minjá (Ofrenda Vegetal)
Esta consistía en harina fina, aceite y frankincienso. Se podía presentar de diversas formas: cruda, horneada o frita en sartén. Una parte se quemaba en el altar, y el resto era destinado a los sacerdotes. Su significado estaba relacionado con la gratitud y la humildad ante Hashem. - Ofrenda Shelamim (Ofrenda de Paz)
A diferencia del holocausto, en la ofrenda Shelamim solo una parte era quemada en el altar, mientras que el resto podía ser consumido por el oferente y los sacerdotes. Representaba la armonía y la comunión entre Hashem y Su pueblo. - Ofrenda Jatat (Ofrenda por el Pecado)
Se ofrecía cuando alguien cometía una transgresión involuntaria contra un mandamiento divino. Dependiendo de la persona (sumo sacerdote, líder, o un individuo común), la víctima variaba en tamaño y especie. - Ofrenda Asham (Ofrenda de Culpa)
Similar a la Jatat, esta ofrenda se presentaba cuando alguien cometía un pecado específico que requería reparación, como el uso indebido de objetos sagrados o el robo acompañado de juramento falso. Además de la ofrenda, el pecador debía restituir lo robado y añadir un 20% de su valor.
Lecciones Espirituales de Vayikrá
El sistema de sacrificios en el judaísmo no era un mero ritual externo, sino una forma de acercarse a Hashem y de reflexionar sobre la responsabilidad personal. A través de cada ofrenda, se enseñaba la importancia de la pureza de intención, el arrepentimiento sincero y la gratitud.
Además, la Torá enfatiza que no todas las personas tenían los mismos recursos, por lo que Hashem permitía distintas opciones según las posibilidades de cada uno. Este mensaje de equidad y compasión sigue siendo relevante en nuestros días, recordándonos que lo importante no es la magnitud de la ofrenda, sino la sinceridad con la que se presenta.
La parashá Vayikrá nos introduce en el corazón del servicio en el Mishkán y nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado del sacrificio. Aunque hoy en día no realizamos ofrendas físicas, el concepto de acercarnos a Hashem mediante la tefilá (oración), el estudio de la Torá y las buenas acciones sigue siendo esencial. Aprendamos de Vayikrá a buscar siempre formas de elevar nuestra espiritualidad y fortalecer nuestra conexión con el Creador.