Hoy, el 15 de Shevat, no es solo un día común; es el Año Nuevo de los Árboles, una celebración que conecta con las raíces más profundas de la naturaleza. ¿Te has preguntado alguna vez cómo nuestros antepasados manejaban el ciclo agrícola de siete años? En esos tiempos, cuando el Templo Sagrado erguía su majestuosidad en Jerusalén, los agricultores tenían una rutina especial. En años específicos, compartían generosamente una parte de su cosecha, celebrando la abundancia y solidaridad en un acto hermoso.
Hoy, en Tu Bishvat, recordamos este antiguo ciclo y cómo la naturaleza misma nos enseña lecciones de paciencia y crecimiento. Los árboles, como nosotros, necesitan tiempo para florecer y dar frutos. Imagina, las lluvias que comienzan en Sucot, durante cuatro meses danzan en el suelo y árboles hasta el 15 de Shevat, preparando el escenario para un nuevo ciclo.
Este día, que marca el Rosh Hashanah de los árboles, no es solo sobre la naturaleza. Nos invita a reflexionar sobre nuestras propias raíces. ¿Qué nutre nuestro crecimiento interior? Al igual que un árbol arraiga sus raíces en la tierra, nosotros arraigamos nuestras vidas en la fe y el compromiso con algo más grande que nosotros mismos.
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Celebrando con Sabor: ¿Qué mejor manera de celebrar que disfrutando de las frutas que hacen especial a la Tierra Santa? Aceitunas, dátiles, uvas, higos y granadas, cada una cuenta una historia de la diversidad y riqueza de la vida. Si pruebas alguna de estas joyas por primera vez en esta temporada, tómate un momento para agradecer, porque cada pequeño bocado es un regalo.
En este día alegre, omitimos las peticiones de perdón y confesiones de nuestras oraciones. Es un recordatorio de que hoy, nos centramos en la alegría y la gratitud por la naturaleza y por nuestras propias vidas.
¡Que este Tu Bishvat te conecte con la tierra, con tus raíces, y te llene de la dulce abundancia de la vida!