¿Cuál es el paso que más asusta a los que se fortalecen, y hasta cuándo pospondremos el final?
Ya estás observando el Shabat y progresando lentamente en la observancia de las mitzvot, pero hay una cosa con la que estás posponiendo el final: la kipá. Es un catálogo, es obligatorio, y en resumen, es un sello irrefutable de que eso es todo, ahora eres definitivamente religioso.
Y en general, ¿cómo se hace esto por primera vez? ¿Simplemente llegas al trabajo/estudio en medio de un día ordinario y rutinario con una kipá en la cabeza? Solo de imaginar las miradas, el estómago ya comienza a revolverse…
Entonces, ¿es realmente obligatorio, y qué se gana con ello? Hay un debate entre los poskim (autoridades halájicas) sobre si es una obligación llevar kipá o simplemente un acto de piedad, y la opinión de Maran Rab Ovadia Yosef Z»L es que es un acto de piedad, pero de todos modos escribió que en nuestros tiempos hay más que un acto de piedad y se debe ser estricto en esto, porque la kipá se ha convertido en un signo de identificación que demuestra el temor al cielo y la pertenencia a los observantes de la Torá y las mitzvot.
Además, se dictamina en la halajá en el ‘Shulján Aruj’, el libro fundamental de la ley judía, que no se debe caminar cuatro amot (aproximadamente 2 metros) con la cabeza descubierta (Orach Chaim, sección 2, subsección 6), y el Rabino Israel Meir de Radin agregó en su libro de halajá ‘Mishná Berurá’ que no se debe bendecir o estudiar Torá sin cubrirse la cabeza. Y así también se dictamina en la halajá en el ‘Shulján Aruj’ que cuando se menciona el nombre de D’s (por ejemplo, durante una bendición) es obligatorio poner un cubrimiento en la cabeza (Orach Chaim, sección 91, subsección 3).
Las fuentes judías destacan la virtud de la kipá para despertar el temor al cielo en la persona. En el Talmud se dice «Cubre tu cabeza para que el temor al cielo esté sobre ti» (Tratado de Shabat, página 156b). La kipá es un recordatorio de que hay una autoridad superior, y aleja a la persona de actos que hubiera realizado si no la llevara. Le recuerda a la persona el propósito de su vida y su lugar en la creación, y expresa su sumisión al poder supremo.
Además, llevar kipá es una declaración ante los demás de lealtad al Creador del mundo, y en esta declaración hay una mitzvá grandiosa de santificar el nombre del cielo. Es un acto espiritual de engrandecer el honor de D’s y difundir la luz de la Torá.
Pero más allá de la virtud y la mitzvá que hay en ello, e incluso más allá del tema halájico y la pregunta sobre la obligación en el asunto, seamos por un momento sinceros con nosotros mismos. ¿Cuánto tiempo seguiremos viviendo dentro de esta dualidad? ¿Cuánto tiempo seguiremos siendo observantes de la Torá y las mitzvot en secreto, mientras que hacia afuera proyectamos algo que realmente no somos? Es comprensible la dificultad de presentarse de manera diferente a lo que estamos acostumbrados, y no hay persona que se fortalezca que no haya pasado por esta etapa. Sin embargo, al final del día, ha llegado el momento de ser honestos con nosotros mismos y con el mundo. ¿Debería el temor a «¿qué dirán?», prevalecer sobre ocultar quiénes somos realmente? ¿Hay alguien allí afuera que valga la pena ocultar nuestra verdadera identidad? Probablemente no.
Y aparte de eso, especialmente en nuestros días, cuando el mundo está dividido y grita ideas que contradicen los valores familiares, los valores del judaísmo, y la herejía se desborda, debemos proclamar la verdad de nuestra fe. Tanto por nuestro propio bien, como principalmente por el honor de nuestro Creador.